*—Danny:
El corazón comenzó a latirle frenéticamente mientras repetía las palabras de Erika de antes.
—¿La orden de alejamiento? —repitió, incrédulo.
—Me oíste bien —dijo Erika, frunciendo el ceño como si quisiera recuperar el control de la conversación.
—Sí, te oí —respondió Danny, dando un paso hacia adelante—. Lo que me sorprende no es lo que dijiste, es que lo hayas hecho —comentó Danny y movió la cabeza, confundido de las acciones de su exesposa—. ¿Qué te picó, Erika? Porque esto no lo decidiste anoche. Algo cambió. Y quiero saber qué fue. ¿Tiene que ver con tu embarazo? ¿O es por Nathaniel?
Erika bajó la mirada. No respondió de inmediato. Sus dedos se aferraron al brazo de la butaca como si le costara mantenerse firme.
—Deja de rodeos y habla claro —exigió Danny, su voz cargada de tensión.
—Es por Nathaniel —confesó ella finalmente, con los ojos cerrados, como si al decirlo se le cayera encima todo el peso del mundo. Cuando volvió a abrirlos, el dolor era evidente en ello