Los ojos de Daniela se humedecieron de repente. Durante todos estos años que conocía a Nicolás, siempre había querido casarse con él.
Ahora él le estaba proponiendo matrimonio.
Daniela quiso hablar, pero en ese momento Fidel apareció de repente.
—Nicolás, ¿cómo es que estás aquí?
Fidel había llegado.
Daniela recordó de repente que Fidel, Jessica y Mauro aún no habían sido castigados.
Antes de casarse con Nicolás, era momento de resolver todo esto.
Nicolás también debería conocer la verdad de lo que pasó años atrás.
Daniela miró a Nicolás.
—Señor Duque, necesito pensarlo.
Nicolás sonrió con ternura.
—Está bien, te esperaré. Mi bebé está en tu vientre, no tengo miedo de que te escapes. ¡Puedo esperar!
Dijo que podía esperar.
Daniela sintió que esa frase era más conmovedora que cualquier palabra dulce.
Durante estos tres años, si no hubiera sido por su persistencia, tal vez él y ella ya se habrían separado ante todas esas conspiraciones e intrigas.
Él nunca había soltado su mano.
En ese m