Capítulo 862
Julio miró a Nicolás y señaló su cuello.

—Presidente, ¿no quiere cubrir esos chupetones?

Nicolás observó su reflejo en el espejo. Anoche Daniela había dejado marcas en su cuello.

Con buen humor, arqueó las cejas.

—No hace falta. Vamos.

Nicolás salió con Julio. Los empleados que lo veían lo saludaban respetuosamente:

—Presidente.

Nicolás caminaba con paso firme hacia la sala de reuniones.

Los empleados estallaron en chismorreos.

—¿Han visto los chupetones en el cuello del presidente? ¡Dios mío, alguien le ha dejado marcas!

—La reunión de las nueve se ha retrasado y todos los directivos están esperando. Dicen que el presidente tiene a alguien escondido en su despacho y que acaban de despertar.

—¡Cielos, ya me estoy imaginando toda una escena!

—Yo diría más bien una película de acción.

Todos cuchicheaban.

Daniela se había levantado y entrado en la oficina. Julio ya había ordenado que le trajeran el desayuno.

—Buenos días, señorita Daniela. Esto es lo que el presidente ha mandado preparar
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