Él la acusaba de fingir. Daniela se sonrojó. Un hombre que estacionaba su coche bajo su ventana en plena noche, pidiéndole que bajara... con solo pensarlo un poco, era obvio lo que pretendía.
Ya no era ninguna adolescente ingenua. Hace tres años ya habían hecho el amor.
Daniela se mordió el labio rojo y respondió:
—Señor Duque, estoy cansada. Voy a dormir.
Nicolás, sentado solo en su lujoso automóvil, sostenía el teléfono con sus largos dedos, leyendo la respuesta de Daniela.
Decía que estaba cansada.
Nicolás curvó sus labios finos en una sonrisa y dejó escapar una suave risa.
"Señorita Paredes, ¿intenta escabullirse de su compromiso?"
Daniela rápidamente se metió en la cama y se cubrió con las sábanas. Él le preguntaba si intentaba romper su promesa.
Daniela reflexionó un momento y respondió:
—Señor Duque, prometí agradecérselo apropiadamente, ¡pero nunca especifiqué qué día!
Después de enviar este WhatsApp, Nicolás no respondió más.
Daniela yacía en la cama, cerrando los ojos e inten