Luciana, por supuesto, no iba a renunciar a Mateo. Durante estos tres años, Mateo había regresado a Costa Enigma y había tomado el control del grupo Figueroa, convirtiéndose en el principal magnate de Costa Enigma. Su era en los negocios había comenzado, y muchas damas de la alta sociedad tenían sus ojos puestos en él, deseando conquistarlo.
¿Cómo podría ella entregar a Mateo tan fácilmente?
Luciana miró a Katerina y sonrió. —Señora, realmente amo muchísimo a Mateo. Esperaré a que recapacite.
Katerina le dio unas palmaditas en la mano. —Luciana, eres realmente una buena chica.
Luciana sonrió complacida.
...
Mateo llegó a su estudio y comenzó a revisar documentos, pero de pronto apareció en su mente un rostro delicado como de porcelana: Sofía.
No podía dejar de pensar en esa niña.
Antes no le gustaban los niños, pero desde que vio a Sofía, no podía quitársela de la cabeza.
Esa niña debía tener unos tres años, ¿no?
Cuando Valentina se fue hace tres años, estaba embarazada. ¿Habría tenido