Daniela estaba en shock, sin entender lo que Mauro decía.
Él se había acercado a ella obligado por la presión familiar, le había dicho que era hermosa y se había comprometido con ella, ¡pero en realidad solo la veía como una fea!
Así que esa era su verdadera opinión.
Daniela se quedó pálida.
—Daniela, no quiero ver a Mariana herida otra vez. ¡La que debería morir eres tú, fea!
Mauro lanzó estas crueles palabras y se dio la vuelta para marcharse.
Daniela retrocedió varios pasos. Sus ojos se llenaron de lágrimas cristalinas y rápidamente se cubrió la boca con la mano antes de salir corriendo de la residencia.
Afuera seguía lloviendo, como si reflejara su estado de ánimo. Daniela salió corriendo de la Universidad Nacional y subió directamente a un taxi.
"Daniela, eres realmente fea, ¡eres una fea!"
"Daniela, ¡la que debería morir eres tú, fea!"
Las frías y despiadadas palabras de Mauro resonaban constantemente en sus oídos mientras grandes lágrimas caían por su rostro. Daniela lloraba des