Pero hoy era diferente. Lo esperaba una y otra vez, pero Mateo no llegaba.
Se desesperó y comenzó a marcar su teléfono repetidamente.
Sin embargo, solo escuchaba la voz femenina, fría y mecánica:
— Lo sentimos, el número que ha marcado no está disponible en este momento. Por favor, intente nuevamente más tarde.
Mateo no contestaba sus llamadas.
¡Pam!
Luciana estrelló su teléfono contra la pared. Su hermoso rostro estaba crispado de rabia.
— Luciana, no te alteres. Recuerda tu corazón —la consoló Catalina.
Luciana la empujó:
— ¿Cómo no voy a estar furiosa? ¡Aitana es una completa imbécil! Pensé que su plan de fingir un embarazo nos garantizaría todo. Planeábamos armar una trampa para que el hijo de Aitana muriera a manos de Valentina, dejándola completamente destruida. ¡Pero Aitana resultó ser un total fracaso!
— ¡Mateo ya sabe que Valentina era la mujer de aquella noche! ¡Seguramente está con ella ahora mismo!
Luciana temía precisamente que Mateo descubriera la verdad, y lo peor había