Capítulo 222
Mateo miró a la mujer a su lado.

—Bájate.

Le ordenó que saliera del auto.

La dejaba abandonada a mitad del camino.

Aitana se bajó mientras la lujosa camioneta arrancaba velozmente, dejándola envuelta en una nube de gases de escape.

Ella pataleó de rabia.

...

Valentina ya había llegado a la mansión de los Figueroa. Estaba sentada en el sofá de la sala conversando con Dolores.

Pronto se abrió la puerta principal y junto con el aire frío del exterior entró alguien. Mateo había regresado.

La empleada doméstica se inclinó respetuosamente.

—Joven señor.

Mateo se cambió los zapatos en la entrada y avanzó hacia la sala, donde vio a Valentina.

No se habían visto desde aquel día en la enfermería. Ella había adelgazado, se veía más frágil, y su cara hermosa, lucía etérea, pero distante.

Había venido directamente desde la universidad y llevaba el uniforme escolar: camisa blanca, falda a cuadros y un abrigo encima. Su cabello negro estaba recogido en una cola alta, emanando ese aire de estudiante.

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