Margot inmediatamente dejó de lado su expresión triste e insegura, y mostró una sonrisa radiante.
—¡Daniela, eres muy buena!
Luego extendió su mano y tomó la de Daniela.
—Daniela, ¡de ahora en adelante seremos buenas amigas!
Susana también puso su mano encima.
—Daniela, Margot, de ahora en adelante salgamos las tres juntas.
Daniela asintió.
—Está bien.
En ese momento entró una figura cálida e imponente: era Ronaldo.
Ronaldo miró a Daniela.
—Daniela.
—Profesor Altamirano, hola —respondió Daniela.
Ronaldo sonrió.
—Daniela, este es tu segundo día de clases. ¿Te estás adaptando bien a todo?
Daniela asintió.
—Estoy muy bien, gracias por preguntar.
—¡Wow, Daniela, así que tú y el profesor Altamirano también son buenos amigos! —exclamó Susana.
Daniela no quería causarle problemas a Ronaldo, pero él sonrió con naturalidad.
—Así es, Daniela es como una hermana menor de una familia amiga.
Al ver a Ronaldo tan relajado y sincero, Daniela no tuvo nada más que decir.
—Profesor Altamirano, puede irs