Capítulo135
La evidencia era irrefutable, dejando a los aldeanos sin escapatoria. Yolanda, quien se había burlado de la casa destartalada y con goteras de Faustino, se sonrojó de vergüenza. ¡La cantidad de gente que había llegado para construir la villa de Faustino le había dado una bofetada en la cara! Nacho también se sonrojó, sintiéndose profundamente incómodo. Ver a Faustino construir su villa le producía una sensación peor que vivir en una perrera.

— ¡Ese chico, Faustino, es quien ha contratado a esta gente!

La mirada de los aldeanos hacia Faustino cambió instantáneamente. Todos se preguntaban de dónde había sacado tanto dinero para construir una villa. Incluso en el campo, construir una villa costaba al menos cientos de miles de euros.

— Eh, ¿se han equivocado?

— Ese chico solo tiene una clínica destartalada, ¡no tiene dinero para construir una villa! Yolanda, con la cara roja de vergüenza, se acercó a Olya con una sonrisa forzada.

— Sí, ¿no les habrá engañado ese chico?

— ¿Deberíamos lla
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