El lunes había llegado, podía sentir el canto de los pájaros como si estuvieran pegados a mi oído; un día nuevo y una semana más muerta; aún estaba triste, así que traté en enfocarme en otras cosas, como por ejemplo: empezar a buscarle sentido a mi fragilidad mental, pero este lunes también era otro día que no hallaba por dónde empezar mi búsqueda a los sucesos que me envolvían; si quizás yo tuviera el valor de contárselos a Emily, tal vez ella me ayudaría o idearía un plan para encontrar respuestas, luego reflexioné: ¿Para qué buscar lo que no se me ha perdido? Ya llevaba varios años sin que se volvieran a manifestar dichos eventos, traté de no pensar y entré al baño a ducharme.
Una vez más mi rutina había comenzado, ya faltaba poco para llegar al colegio, me quedé un instante mirando por la ventanilla del coche, la misma calle, la misma sensación de todos los días; suspiré, dentro de mí, deseaba algo diferente. Ya frente al internado me despedí como de costumbre y bajé del coche.