Justo cuando alguien tocó la puerta, me limpié las lágrimas lo más rápido que pude. Aun así, sabía que los ojos se me veían hinchados y rojos, era obvio que había estado llorando. No tenía ganas de abrir la puerta, tal vez si me quedaba callada simplemente se iría.

"Jo, soy yo. Ábreme..." Escuché la voz de Liam y no entendía por qué había venido. Me llené de coraje mientras me levantaba.

No pensaba dejar que me usaran de reemplazo hasta que Sophia apareciera. No iba a ser el premio de consolación de nadie. Si Liam creía que podía venir a verme cuando se le diera la gana, estaba muy equivocado. Me preparé para dejarle las cosas claras.

Abrí la puerta, desganada, intentando que no se notara lo brava que estaba. Liam tenía cara de preocupado, pero eso no me importaba. Me estaba interrumpiendo justo cuando más necesitaba estar sola.

"¿Qué quieres?" pregunté directo, sin ocultar lo fastidiada que estaba. Él pareció quedarse sorprendido con mi reacción.

"Jo..." alcanzó a decir, sorprendido p