Capítulo838
Fui con Amelia al cuarto de parto, apretándole la mano con fuerza mientras ella, traía al mundo a nuestros hijos. Yo por mi parte estaba aguantándome las ganas de llorar de la felicidad, porque me habían enseñado desde chiquito que los hombres hechos y derechos no lloran. Pero, luego, pensé que, si eran lágrimas de felicidad, tal vez podría dejarme llevar.Todo salió de veras súper bien. Amelia no tuvo complicaciones y dio a luz a dos niños preciosos. Uno tenía el cabello claro y los ojos azules como el cielo, y el otro se parecía a mí, con el cabello oscuro y ojos color café clarito.

Eran hermosos y estaban sanos. Por fin, pude ver a mis hijos, a los que les íbamos a dar todo nuestro amor.

Elegir sus nombres fue pan comido, porque ya lo teníamos decidido desde mucho antes. El de cabello claro, que traía rasgos que nos recordaban a los Stepanov, lo llamamos Noah, y el que se parecía a mí, le pusimos Sebastien. Cuando los tuve por primera vez en mis brazos, sentí una felicidad tan fuert
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