Elia: —¿Acaso eres una persona muy importante?
Luis se quedó sin palabras por un momento.
Pero al mirar ese rostro hermoso como una pintura, al ver sus ojos desafiantes, su corazón se agitó otra vez, igual que la primera vez que la vio, fascinado pero también rechinando los dientes por dentro.
Samuel se mostró muy elegante. En tres años había pasado de ser un joven artista a un comerciante rico, ya era mucho más diplomático. Le pasó el menú a Luis: —Si el señor Turizo no lo considera indigno, cenemos juntos.
En realidad, podía ver que Luis estaba celoso.
Este hombre quería a Elia, por alguna razón que desconocía, se habían divorciado fácilmente en su momento.
Probablemente no sabía que tenía hijos, de lo contrario no tendría esa actitud.
A un lado, Diana lo llamó dulcemente: —Tío.
Por muy celoso y enojado que estuviera Luis, no podía pelear con una niña, además era una niña sin madre. Extendió la mano para acariciar la cabeza de Diana, luego sintió algo de envidia hacia Samuel. Aunque