Al siguiente segundo, el espejo se quebró en pedazos, la palma del hombre se manchó de sangre. Se veía escalofriante.
……
Fin de semana. Susana estaba preparando algunos bocadillos para Jazmín, además de los de Jazmín, también para los tres hijos de Damián y Aitana. La pequeña mochila morada estaba completamente llena.
Apenas había terminado cuando se escucharon golpes en la puerta del departamento.
Rafaela había ido al pueblo por unos días, no había nadie más en casa, así que Susana fue a abrir la puerta.
Lucas estaba afuera. Con el clima de otoño profundo, llevaba un abrigo ligero de lana negra que resaltaba su figura alta e imponente.
El hombre tenía una mirada profunda, bajó la voz y dijo:
—Por lo de la fiesta del otro día, disculpa.
Al final tenían un hijo en común, Susana no quería que las cosas se pusieran muy tensas, así que dijo con indiferencia:
—No le di importancia.
Lucas aprovechó:
—¿Entonces a quién le das importancia? ¿A Álvaro o a Héctor?
Susana se sintió indefensa.
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