Capítulo 100
En el sombrío centro de detención, el corazón de Alejandro dolía intensamente. Una silueta oscura esperaba en la esquina exterior del muro.

Era Susana.

Alejandro ya estaba preparado.

Se acercó a ella y habló con voz ronca y profunda:

—Debo agradecerte por salvar a toda la familia Uribe. Sin tu llamada, Aitana habría perdido la vida y la reputación de los Uribe habría quedado destruida.

Fernando, a su lado, le entregó un título de propiedad.

Alejandro sopesó el documento y habló con cuidado:

—Lucas definitivamente irá a prisión. En cuanto a tu futuro, decide por ti misma. Pero como familiar mayor de Lucas, este es mi gesto de gratitud.

Alejandro le regalaba un apartamento en Palmas Doradas, valorado en cientos de millones.

Susana se negó a aceptarlo y dijo entre lágrimas:

—Amo sinceramente a Lucas y estoy dispuesta a esperarlo.

Alejandro, afligido, tras un largo momento, dijo con voz quebrada:

—Ese hombre despreciable no merece tal dedicación.

Pero en asuntos del corazón, la razón no de
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