Estaba adolorida, media asustada por mi experiencia con el agua, pero de alguna forma u otra me sentía útil. Poderosa, después de haber logrado derribar a Helan en uno de nuestros entrenamientos.
Durante la semana me había dado cuenta de que mi fuerza había aumentado al igual que mi resistencia gracias a mis rigurosos ejercicios todas las mañanas.
También me había dado cuenta de que aprendía rápido y que mi tamaño en ciertas ocasiones podría ser una ventaja en una batalla cuerpo a cuerpo.
Llevaba semana y media entrenando con Helan durante las madrugadas, luego hacía mis ejercicios y después aprendía a nada con Khail. Si me lo preguntaban, estaba mejorando exponencialmente, por no decir que ya era buena en eso.
Era mi miedo el que me retenía a la hora de lanzarme al agua por mi cuenta sin alguien alrededor. Ya podía nadar de un lado a otro de varias formas y ese fue el claro ejemplo de que la constancia era lo que nos hacía mejorar.
En ese momento me encontraba recogiendo mis cosas pa