CAPÍTULO 147. El precio de respirar.
Capítulo 147
El precio de respirar.
La lluvia había empeorado. Golpeaba la tierra con una violencia irregular, como si cada gota quisiera abrir un agujero en el barro. El refugio ya no era refugio; se había convertido en un eco peligroso, en una dirección marcada en un mapa que solo Carlos Herrera podía descifrar.
Elena yacía envuelta en una manta empapada de sudor frío. Gabriel la sostenía con los brazos tensos, como si temiera que un movimiento brusco bastara para quebrarla en pedazos. Su respiración era más estable que horas atrás, pero demasiado frágil. Cada inhalación parecía pedir permiso al aire.
—No podemos quedarnos aquí —murmuró Silvio, con la voz áspera—. Ya nos encontraron una vez. Lo volverán a hacer.
Isabela levantó la mirada, sus ojos hinchados por la falta de sueño y el miedo. Estaba sentada a un lado de la camilla, acariciando el cabello húmedo de Elena.
—¿Adónde? —preguntó, apenas audible—. ¿A dónde podemos ir con ella así?
Silvio señaló hacia la parte trasera del re