Capítulo 41. Sabios consejos 1
Ya por la noche, Matías quedó rendido después de jugar toda la tarde con sus abuelos, parecía que nunca se le iba a acabar la energía, tanto así que el abuelo, después de un buen rato, se fue a acostar, la abuela era la que no tenía cansancio, hasta le dio un baño al pequeño, para que pudiera dormir y mientras Mateo veía a su adorable hijo descansar y dormir plácidamente solo una persona invadía su mente, Sabella. Todos sus pensamientos volvían a ella.
Se imaginaba que ella había sido quién todos esos años, en los que él figuró como un padre ausente de su hijo, era quién había tenido la dicha de ver dormir a Matías todas las noches, de darle un baño nocturno para que se relajara, de velar su sueño y seguramente también de contarle un cuento. De enseñarle a leer, de tantas cosas.
El tiempo que los vio a ambos interactuar como madre e hijo en el hospital, se pudo percatar del hermoso lazo de amor que compartían y se hizo lamentarse, una y otra vez, el no haber escuchado lo que Sabella l