Después de lo que pareció una eternidad, finalmente las puertas de mi celda se abrieron y, en cuanto salí, vi al tío Thomas esperándome en la oficina donde nos habíamos encontrado antes. El alivio de estar fuera de esa fría celda se mezclaba con una sensación de incertidumbre sobre lo que estaba por suceder. También con el anhelo de volver a ver a Alex.
Aún no podía creer que hubiera despertado. Creía que lo mantendrían sedado por más tiempo. Al parecer, Alex estaba ansioso por despertar.
Camino hacia mi tío, tratando de mantener la calma y no echarme a llorar. Después de escuchar que Alex había despertado y no haber estado ahí para verlo y besarlo, me di cuenta de lo estúpida que fui al secuestrar a Jared. No me arrepentía, pero sí me causaba malestar no haber estado con mi novio.
Ahora tenía que soportar los regaños de papá. Este era apenas el inicio de mi largo castigo.
—Gracias por sacarme de aquí, tío —le digo abrazándolo brevemente.
El tío Thomas sonríe y me estrecha entre sus b