Rituales de Despedida

Noah miró a la pantalla de su televisor notando así que la persona de la cual hablaba Logan era exactamente la misma que estaba recibiendo el reconocimiento en televisión nacional, esto le llamó aún más la atención y sin dudarlo tomó una decisión de inmediato.

— Perfecto, ¿Cuándo empiezo? — contestó dándole un si por respuesta sin preguntar tanto

— ¿No deseas saber los peligros y de quien la cuidamos?

— La señorita Carter me lo contará cuando nos conozcamos, no te preocupes viejo Logan

— Ni se te ocurra coquetearle Noah Blackwood, ya sabes las reglas que tenemos respecto a relaciones interpersonales con los clientes — reclamó Logan

— ¡No pasa nada Logan! Deberías agradecerme de que no te esté odiando o buscándote para darte una paliza — bromeó Noah

— Ambos sabemos cómo terminaría eso Noah, eres un bocazas

Los dos soltaron una carcajada a través del teléfono.

— Te pasaré todos los datos por correo, el vuelo sale mañana por la tarde, así que espero estés listo

Siempre estoy listo Logan, y más aún si se trata de… — miró nuevamente la televisión — Isabelle Carter

— Eres un imbécil Blackwood

Noah colgó el móvil y procedió a seguir mirando la televisión, esta mujer le estaba robando la atención completamente, su belleza era algo que jamás había visto en su vida, el pensar estar cerca de esa mujer le motivaba a seguir con su vida protegiendo a las personas de algún peligro, aunque quizá sólo se trataba de solamente escoltarla, esto estaba por descubrirlo una vez conociera a la maravillosa mujer que desde el primer momento le cautivó. Este chico no podía evitar el coquetear con mujeres, aunque realmente nunca lo hacía con cierto propósito, simplemente amaba su picardía y usar su atractivo a su favor.   

Horas después, luego de haber pasado toda la tarde en su casa, se dio una ducha y acto seguido pasó a vestirse para buscar a Sienna tal como lo habían planeado temprano en el día, aunque no tenía un plan en específico, decidió prepararle algo en su casa para no ir a ningún restaurante, Sienna había sido bastante clara en el pasado que le gustaba cuando Noah cocinaba ya que tenía un sazón muy delicioso, la cocina se le daba bien aunque no quisiera aceptarlo por modestia, así que tal cual como lo pensó, salió a buscar a su amiga un rato después.

Al llegar al lugar, Sienna le estaba esperando fuera del restobar que aún seguía funcionando, pero debido a los horarios, la chica descansaba en las noches en esta ocasión. Luego de saludarse esta se subió al coche y volvieron a la casa de Noah.

— ¿A dónde iremos Noah? — preguntó Sienna bastante intrigada

— A mi casa, ¿te apetece algo de comida hecha por mí?

— ¡Oh por Dios, claro que sí! Eres un buen chef — dijo halagando los dotes culinarios de Noah

— Basta, lo dices solo para no hacerme sentir mal seguramente

— ¡Por supuesto que no! — refutó — Eres un buen cocinero, siempre te lo he dicho — volvió a halagarle dándole una palmada en la pierna

Durante el transcurso del viaje hablaron de su día, sobre todo de el de ella ya que Noah tendía a evadir responder preguntas acerca de sus actividades diarias, no siempre le gustaba ya que había algo en el que no le agradaba contar este tipo de cosas sencillas.

Al llegar a la casa de Noah y en cuánto este cerró la puerta, Sienna se abalanzó hacía él y se comenzaron a comer las bocas, con mucho deseo y lujuria, el le desabotonó el pantalón y lo dejó caer hasta sus pies, ella lo tocaba por encima de sus jeans, con ganas de sacar su miembro de su prisión y meterlo en su boca, realmente a Sienna le encantaba la idea de poseer el cuerpo de Noah, era majestuoso a la vista.

Sienna no esperó a que la desnudara, ella misma se quitó la ropa y desabotonó sus jeans, los cuáles cayeron inmediatamente, lo empujó hacia atrás y se arrodilló, bajando los bóxer de Noah.

Noah la llevó a su recámara y la empujó a su cama, posicionándose entre las piernas de Sienna y sin contemplaciones, se unieron en un duro y placido en cuentro, era un festín para la joven irlandesa sentirse totalmente llena por su amigo.

Se recostaron un momento, besándose y tocándose, realmente Noah solía dejarle cansada a Sienna, pero complacida y hambrienta de más.

En esta ocasión no fue así, se levantaron y se vistieron para comer otra clase de alimentos, aunque ella solo quería más de Noah, este tenía ese poder de adicción que no dejaba en paz a la chica, salieron de la recámara y se dispusieron a comer.

Terminando, volvieron a lo suyo, devorarse con mucho deseo, ella volvió a comer mucha carne, era increíble el hambre de Sienna que no menguaba, a pesar de atragantarse con tanta carne.

— Voy a extrañar esto — pensó Noah después de dejar escapar un largo suspiro

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