Isabelle saldría de su oficina con una expresión sombría en su rostro, el mensaje que había recibido no había sido algo normal para ella, pero tal cual como lo dijo hace unos minutos, “Son simples extorsiones” así mantendría sugestionada a su mente para poder seguir su vida de una manera relajada, no obstante, algo en ella le decía que el peligro estaba cerca, sólo que no quería aceptarlo.
Al llegar a la oficina de Gwen, tocó la puerta y recibió una respuesta por parte de la chica.
— Adelante — exclamó la chica desde adentro
Isabelle abrió la puerta con delicadeza encontrándose con su secretaria maquillándose para así estar más presentable. Era un evento bastante importante al igual que formal, así que debía estar guapa.
— Que bien te maquillas Gwen, deberías enseñarme algún día — le indicó Isabelle acercándose hasta el escritorio
— Me encanta su modestia señorita Carter, teniendo en cuenta que es dueña de una línea de cosméticos tan buenos y no conozco a alguien que se maquille de una manera más increíble que usted
Isabelle sonrió y tomó asiento, no podía ocultar que le gustaban bastante las palabras de halago de su secretaria, sentía aun más empatía y era más gratificante que una mujer le hiciera ese tipo de cumplidos ya que básicamente los hombres nunca tenían en cuenta ese aspecto femenino en cuanto al arte de maquillarse.
Gwen se puso de pie, acomodó su cabello y movió su cabeza sacudiéndola un poco.
— ¿Cómo me veo? — le preguntó con una sonrisa en el rostro
— ¡Te ves espectacular! — manifestó Isabelle colocándose de pie y acercándose a ella — Pero te falta algo, mira…
Le acomodó el cabello a Gwen para después sacar del bolsillo de su blazer una caja con unos pendientes de oro, al colocárselos se separó un poco para así ver como le quedaban.
— Lo hubiese planeado no me hubiese salido tan genial — indicó Isabelle sonriendo al ver que Gwen se veía muy guapa
— ¿Qué me puso señorita Carter? ¡Quiero ver! — dijo mientras sacaba su móvil para abrir la cámara — ¡Son hermosos! Pero… No puedo llevarlos
— Cómo que no puedes llevarlos, son tuyos, es un regalo — respondió Isabelle dejando la caja de los pendientes sobre el escritorio de la chica — Y puedes llamarme Isabelle
Gwen sonrió, sus ojos se pusieron brillantes ante el gesto tan dulce de su jefa.
— ¿No crees que me veo algo… gorda? — le preguntó Gwen con algo de pena
— Por supuesto que no, estás perfecta Gwen, te ves muy guapa — volvió a repetirle acariciándole el brazo
Gwen vivía un poco acomplejada con su cuerpo, sus “kilos de más” eran tema recurrente de sus familiares y cercanos, aunque había aprendido a vivir con esto y cada día amaba más su cuerpo, siempre existía ese pensamiento intrusivo que la sacaba de sus casillas de vez en cuando, tal cual como en este momento. El tema de parejas era algo complicado para ella, ya que siempre sus intereses amorosos terminaban siendo no correspondidos por su aspecto físico, a pesar de ser una mujer preciosa, con un rostro de Diosa griega, su cuerpo siempre era un problema para aquellos superficialistas. El trabajo que obtuvo como secretaria de Isabelle Carter le devolvió esa razón de vivir y continuar avanzando a sus sueños, la energía de su jefa era muy contagiosa y eso la hizo sentirse aun más empoderada de lo que ya se sentía, el proceso mental de aceptarse estaba dando resultados y Isabelle los impulsaba aun más.
— No pienses esas cosas, eres una mujer muy guapa y además tienes una mente increíble — recalcó Isabelle tomándola de la mano y dirigiéndose hasta la puerta
— Gracias Isabelle, has sido de gran ayuda para mí — le agradeció rodeándole la cintura con su brazo
Isabelle la rodeó también con su brazo dándole un beso en la cabeza, debido a su estatura, Gwen le llegaba a la altura del pecho.
— Vámonos, nos espera un grandioso evento. Te presentaré a un par de amigos — dijo Isabelle mientras le sonreía y salían de la oficina
Gwen se sintió aun más animada. Mientras caminaba junto su jefa se percató que uno de los chicos de zona de cubículos se le quedó viendo, esa mirada que hace mucho tiempo no recibía, era de interés, al igual de sorpresa al verla tan arreglada y brillando dejando una estela de perfume detrás de ella que cautivaba a todos los presentes. La chica se quedó con la mirada grabada del chico en su cabeza.
— ¿Ese chico es nuevo? — preguntó Gwen luego de dar un paso dentro del ascensor junto con Isabelle
— ¿Cuál? — preguntó Isabelle mirando afuera con disimulo
— Cubículos, el segundo de izquierda a derecha — le indicó
Isabelle dejó que la puerta se cerrara lentamente no sin antes observar el lugar que le señaló Gwen.
— Sí, su nombre es George, se unió el equipo de Marketing hace un par de días — respondió la chica tomando su móvil para revisar sus mensajes
— Se ve guapo… — manifestó Gwen en voz baja — … Digo, que está guapo que haya más gente en marketing — rápidamente intentó maquillar la situación en medio de su vergüenza
Ambas soltaron una carcajada mientras se veían.
— Está soltero, es lo único que puedo decirte — agregó Isabelle mientras la puerta del ascensor se abría y salía tras ella junto con Gwen
Una camioneta les esperaba para así ponerse camino a la ceremonia que tenían preparada en Hollywood Boulevard. Gwen mantuvo en su mente al chico de los cubículos todo el tiempo. No podía ocultar ese sentimiento de emoción, le resultaba sumamente guapo e interesante, así que se dispondría en hablarle al día siguiente, porque algo sí tenía Gwen que destacaba entre todos en la empresa y era iniciativa.
Una vez en la camioneta, ambas platicaron acerca de trabajo y de cosas triviales, cada vez que se sentaban a platicar de la vida duraban horas y horas, Gwen tenía ya bastantes meses trabajando como secretaria de Isabelle Carter, la chica llegó a suplir la vacante que dejó el ex esposo de la CEO luego del divorcio, Ronnie trabajó como secretario y asistente de Isabelle durante años pero a raíz de la infidelidad decidió que lo mejor era cambiar de aires y despedirle para así no estar atados de ninguna manera, es allí donde entra Gwen a llenar un vacío que sin duda lo había hecho fenomenal, excediendo las expectativas que habían por parte de la empresa.
Al llegar al lugar, se encontraron con una multitud que rodeaba el teatro en el que sería la gala, que además de ser un reconocimiento especial para Isabelle, también estaban invitados distintos empresarios de la ciudad e incluso el país, estos premios eran entregados anualmente y se les informaba a los ganadores de antemano para que asistieran con sus seres queridos o con quien quisieran, algo bastante privado pero a la vez televisado ya que tenía que ver con publicidad para la ciudad.
— ¿Estás lista para ser cegada por los flashes de la cámara? — le preguntó Isabelle a Gwen
— Nací preparada para ser una estrella Isabelle, que te crees — respondió guiñándole el ojo