Un leve fruncimiento de ceño juntó las cejas de James.
"¿Por qué dices eso?".
El jefe de la aldea señaló al suelo.
James bajó la mirada y observó algo extraño. Su sombra proyectada en el suelo no tenía la forma de un ser humano normal. En su lugar, pudo ver la forma de un enorme monstruo con largas garras.
"¡Átenlo!", gritó el jefe de la aldea.
Varios hombres altos y corpulentos agarraron a James y lo tiraron al suelo.
James intentó forcejear. Desgraciadamente, fue dominado al instante por aquellos hombres, ya que no poseía ninguna base de cultivación ni poderes especiales hasta ese día.
Los aldeanos ataron a James y lo arrastraron fuera de la aldea. Luego, lo aseguraron a un poste y amontonaron leña cerca de los pies de James.
"¡Quemen al monstruo!".
"El monstruo debe haberse infiltrado en nuestra aldea para llevar a cabo sus malvadas acciones".
"¡Quemen al monstruo! ¡Quemen al monstruo!".
Los fuertes cantos de los aldeanos resonaron por todo el recinto.
"¡Jefe, por favor, escúcheme!"