Capítulo 38
|| Punto de vista de Bellona ||
«¡Aún tienes deudas, pequeña tigresa! ¿Te acuerdas?».
Me tiró sobre la cama nada más volver de la casa de los Siesta. Todo el tiempo estuve intentando contarle mi acuerdo con los Vitale. No me atreví a decírselo. Una parte de mí temía que volviera a decepcionarse conmigo. Otra parte me decía que él no era una persona importante a la que contárselo.
Con estas emociones encontradas, llegamos juntos a casa y me encontré acorralada. Él seguía enfadado por cómo le había tomado el pelo delante de los otros hombres con respecto a mi aspecto. Me estremecí cuando me arrancó la ropa, gruñendo con voz ronca:
«Estoy muy enfadado contigo... Tesoro... Levántate y pon las manos en el cabecero de la cama».
Obedecí sus palabras sin rechistar. A pesar de mi inquietud, sus palabras obscenas siempre me excitaban. Me encantaba cómo jugaba con mi cuerpo. Me incliné sobre la cama, agarrándome a ella, y sentí cómo se subía detrás de mí. Me agarró el pelo con suavid