Capítulo 103
|| PUNTO DE VISTA DE BELLONA ||
La habitación volvía a estar fría.
Había dejado de contar los días. Aquí, la mañana se fundía con la noche: paredes grises, luces parpadeantes y un silencio solo roto por el crujir de las viejas tuberías o los pasos de los guardias fuera de mi puerta. No sabía dónde estaba. Solo sabía que estaba sola.
Y ahora, al parecer, tenía compañía.
La puerta se abrió con un chirrido metálico. Giré la cabeza, esperando ver a uno de los guardias o tal vez a su ayudante. Pero en su lugar...
Kayla.
Inmaculada como siempre. Con el pelo rizado y los tacones resonando como si estuviera en una pasarela en lugar de dentro de una prisión. Sus ojos me encontraron al instante y sus labios pintados se curvaron en una sonrisa que no llegó a sus ojos.
—Vaya, vaya —dijo dulcemente—, tienes un aspecto horrible.
Me senté más erguida en la silla, cruzando instintivamente los brazos. Mis muñecas aún tenían marcas rojas tenues de las cuerdas. No respondí a su provocación.