Silene se despide de ellos con cariño y, aunque los dos le dicen que puede quedarse con ellos, la mujer prefiere marcharse porque sabe que deben estar descontrolados con las hormonas de Elena y la potencia de su hijo.
—Lo único bueno de todo esto es que ya no pude embarazarla más de lo que está —susurra ella al despedirse de la pareja que bate sus manos desde de la entrada. Noah ha ordenado que la lleven a su antiguo departamento para que se acomode allí lo días que quiera descansar.
—Bueno… creo que es hora de ir a dormir —dice Noah metiéndola al cuarto con esa mano posesiva en su cintura.
—¿Sólo dormir? —pregunta ella de manera sugerente.
—Sí, tu día estuvo muy agitado y no quiero… Elena, por favor…
Elena lo mira directo a los ojos mientras se desabotona la blusa y deja expuestos sus senos envue