Aquellos guerreros no eran débiles en absoluto. Si estuviesen preparados y reunieran sus esfuerzos, podrían haber tenido una lucha decente contra Donoghue. Sin embargo, el incidente ocurrió de forma muy repentina y nadie pudo reaccionar ante el inminente cambio de comportamiento de Donoghue. Más importante aún, estaban en medio del océano; incluso si todos quisieran unir fuerzas, sería demasiado tarde.
“¡Ah!…”.
En medio del mar, los barcos que estaban unidos con cadenas de hierro continuaban hundiéndose o rompiéndose. La gente lloraba de dolor por los ataques de Donoghue mientras caían.
En ese momento, miles de botes a unos pocos kilómetros de distancia navegaban lentamente en su dirección.
Aquellas tropas de barcos estaban ordenadas. A la cabeza de ellos había un enorme barco con una bandera negra que ondeaba a más de tres metros de altura. Había un logotipo de un tiburón blanco en la bandera con las palabras “Tiburón de Sangre” impresas en él. Ondeaba grandiosamente mientras era