Silencio.
Solo había silencio y esa poderosa voz suya.
—Haremos una cosa —miró a Asim—. Dame a mi mujer y tal vez me replantee dejaros con vida a todos.
Me moví para correr hacia él, pero el cuerpo de Asim me lo impidió.
—No haré tal cosa —negó él.
Don lamió sus labios con aburrimiento. De un momento a otro una bala surcó en el aire e impactó en el pecho de Asim. Yo estaba detrás por lo que tuve que atraparlo, los dedos se me llenaron de su sangre. Algunos fueron a su auxilio, pero uno a uno recibieron balazos en la frente.
—Tráelo, Bianca —pidió, por fin sus ojos se posaron en mí —. Como pueden ver él no está muerto, alguien da un paso más y activo todas las bombas y morís todos.
Ayudé a Asim a llegar hasta Giovanni, el muchacho estaba respirando co