Capítulo 58

Bianca.

No podía estarme quieta en la cama de mi habitación.

Don ya se había ido hacía mucho tiempo, no me folló, tampoco me besó. Pensé en ese momento que mal servicio me estaba dando, pero luego recordé que no éramos nada.

Solo enemigos que se unían poco a poco necesitados de sexo, ¡pero no me lo daba!  Cuando estaba con él, me sentía como una perra en celo, no sabía porque me pasaba, pero necesitaba más de él en ese aspecto.

Lo sé. Me estaba volviendo loca.

Un portazo retumbó por mi dormitorio, tuve que levantarme para abrir la puerta y descubrir quién estaba detrás. No sabía quién podría ser. Todos me odiaban aquí.

La sorpresa me inundó cuan

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