Capítulo 530
Ahora tuvo dinero para gastar a su antojo.

Había elegido varios pañuelos de seda, que iba a quedar bien a la abuela Vargas.

En la caja, una tarjeta se le acercó por detrás, —pasa la mía.

Magnolia bajó la tarjeta y volvió a mirar a Ricardo, —¿qué haces?

—¡No tengo la costumbre de dejar que mi mujer gaste su dinero!

—Entonces, solía gastar mi propio dinero en la compra y tú no dijiste nada. Ahora que estoy divorciada y no me falta el dinero, ¿dices que no tienes la costumbre de dejar que la mujer gaste su dinero? ¿No crees que es un poco tarde?

Cuando Magnolia terminó de hablar, la dependienta asintió con la cabeza, —tienes razón, ¡las mujeres tenemos que ser autosuficientes y económicamente independientes!

—Eso es, pasa mi tarjeta.

Magnolia sacó su propia tarjeta y se la pasó, y tras pagar la cuenta, se llevó la caja de regalo con el pañuelo de seda en la mano y se fue.

Ricardo miró a su espalda y al instante sintió cierta impotencia.

Era una mala idea de Gabriel, dijo que podía complac
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