Magnolia observó en silencio a Magdalena hasta que esta salió del hospital, pero no pudo entender qué estaba pasando.
Poco después, David salió del ascensor y se acercó a ella. —Ya hablé con el médico, tus dolores abdominales son sólo por estrés.
Magnolia asintió y respondió: —Sí, lo sé, él ya me lo explicó.
—Pero, ¿de dónde viene tu estrés? ¿Puedes contármelo? —David se sentó a su lado y le preguntó suavemente— Magnolia, ¿hay algo que nos estás ocultando?
Aunque él había encontrado a su verdadera hermana perdida hacía mucho tiempo, tenía la sensación de que seguía manteniendo una distancia entre ella y ellos, sus hermanos.
Magnolia bajó la cabeza y guardó silencio durante mucho tiempo. Considerando que la cirugía no podía posponerse más, decidió ir directo al grano: —Bueno, no es gran cosa, sólo estoy preocupada por la cirugía de la abuela de mi amigo.
—Ya veo, deberías haberme dicho antes. Acabo de llamar a mi amigo, y dijo que puede venir a hacer la cirugía a la anciana.
—¿De verdad