Después de todo, mintió a la anciana diciendo que el bebé había desaparecido, en realidad el bebé estaba allí todo el tiempo.
Aria sacó de su bolso el regalo de suerte, —Mamá, ¿puedo darle esto a la bisabuela?
Finalmente, una enfermera esterilizó su regalo y lo puso junto a la almohada de la anciana.
Después de quedarse un rato, Ricardo se acercó a ella y le dijo, —Deben estar cansados después de un viaje, haré que les manden a descansar primero, y cuando la abuela se despierte, seré el primero en avisarlos.
Preguntó Aria con una mirada inocente, —¿Dónde nos alojamos?
Magnolia comprendió a qué lugar se refería Ricardo, el domicilio conyugal donde habían vivido una vez.
Miró a su hija y le dijo, —Vamos a visitar a Yolanda y pasaremos allí la noche.
¿Cómo podría volver ahora al domicilio conyugal con los niños?
Ricardo asintió, —Está bien, hace muchos años que no regresas, y Yolanda debe estar ansiosa por ver a los muchachos, enviaré un chofer para que los lleve.
Magnolia pensó un moment