Tener un hijo demasiado listo podía ser una lucha, y parecía que la madre sería estúpida.
Magnolia miró a su hijo con cautela, —¿Y qué intercambiaron?
Ricardo no estaría engatusando al chico, ¿verdad?
—¿Qué puedo intercambiar con él? Solo trato de vencerlo y sacarlo de aquí pronto.
La expresión de Óscar se volvió un poco antinatural, no iba a contarle esas cosas a su mamá, sería demasiado humillante.
¡No podía creer que perdía contra ese hombre!
Magnolia habló por el micrófono, —Ricardo, no habría pensado que eres tan despreciable, acercándote a mis espaldas, ¡quién eres tú para hacerlo!
Ricardo esperó frente al ordenador durante un buen rato, sin atreverse a salir.
Al oír por fin la voz de Magnolia, se volvió a estar quieto, mientras estuviera dispuesto a hablar con él, entonces aún había una oportunidad para todo.
Ricardo contestó en tono tranquilo, —Para ser razonable, él fue quien se me acercó primero, y luego yo averigüé quién era.
—Basta, no finjas. Mi hijo había hackeado el siti