Todo perfecto. Ahora me encuentro acostada, casi incapacitada por que me siento algo mareada todavía y con un fantasma hablándome, simplemente genial.
—No soy ningún fantasma, soy tu ángel guardián. Ten más respeto—me replica con irritación y rueda sus ojos al mismo tiempo.
Uuuuups, de nuevo pensé en voz alta y no me di cuenta. Es que a veces los pensamientos son tan fuertes y tan grandes que no los filtro. Pero recuerda Haley, recuerda.
Filtra la estupidez y deja salir lo bueno. Te lo he repetido centenares de veces.
Si, si, si. Me lo repites y siempre dices algo estúpido, ni siquiera me dejas procesar y analizar lo que voy a decir a veces.
¿Oops?
Si, oops.
—Deja de murmurar tanto, ¿que es lo que murmuras?—me pregunta algo confundido y sacudo mi cabeza para disipar todos esos pensamientos tan irracionales.
Como no quería entrometer a mi familia en absolutamente nada de lo que estaba sucediendo ahora mismo, decidí guardar silencio respecto a esa pequeña o mejor dicho, relevante