Abrí los ojos con dificultad. Mi cuerpo se sentía adormecido y los sentidos totalmente confundidos. Tardé un par de minutos en comenzar a distinguir imágenes, sonidos y olores. Noté que me encontraba atada a una silla de metal frío; el lugar parecía una especie de hangar, pues distinguía la estructura. Un tenue olor a aceite o petróleo, además del sonido de aviones, me envolvía.
—William —dije con dificultad al verlo a unos pasos de distancia—, ¿qué haces?
—¿Qué hago? —rió cínicamente y se acercó. Tomó con fuerza mi rostro y me hizo mirarlo—. No sabes cuánto he esperado para poder hacer esto, perra.
—¿Todo esto solo porque terminé contigo? —Aquello no parecía tener sentido para mí.
—Me importa una m****a con quién me hayas traicionado, todo lo que tuviera que ver contigo me importaba bien poco. —De su cinturón sacó un arma y apuntó en mi dirección. Mi sangre se heló.
—¿Entonces por qué?
—Por mi padre —dijo con rabia en su voz—. Tomaste la vida de mi padre, m*****a.
—¿Yo? ¿Pero q