Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio de la noche era casi total, tan denso que parecía absorber cualquier sonido. Serket y Hori, vestidos con ropas oscuras y sencillas que los mimetizaban por completo con las sombras de la arquitectura, se movían con la ligereza y el sigilo de fantasmas por los jardines exteriores del inmenso Templo de Amón. El aire estaba cargado no solo con el incienso rancio que emanaba del templo sino también con el aroma dulce y embriagador de las flores nocturnas.
Hori se detuvo junto a un muro cubierto de una hiedra centenaria, sus hojas tan densas que ocultaban cualquier irregularidad. Con un gesto apenas perceptible, indicó una pequeña abertura apenas visible al nivel del suelo, una fisura en la piedra que el tiempo y la vegetación habían disimulado a la perfección. —Aquí. La entrada a los túneles de servicio. Es un secreto, nunca escrito. Serket asintió, la adrenalina comenzando a bombear por sus venas. Se deslizaron por la estrecha abertura, sus






