Capítulo dieciocho
Oficialmente él ya sabe donde vivo y con eso es más que obvio que ya sabe quien soy.
¿Por qué?
Hay tres simples razones para eso y son:
Primero, no medí el hecho de que mi madrastra pudiese estar en casa de Quero hablando con su amiga la chismosa, son tal para cual; segundo, jamás imagine que ella no me siguiese el rollo cuando claramente insinúe que lo hicieses y tercero, porque así tan tranquilamente lo invito a pasar un rato en nuestra casa, lo que hizo desmentir mi primera mentira y estar en la penosa situación de verlo a los ojos mientras se reía de mi por saber quien era.
Ya no puedo más, juro que dejaré todo esto y me iré a vivir a América del Sur, allá la gente debe ser más tratable y menos metiche.