Orlando estaba preocupado por toda la situación y eso incluía a su hija, que al parecer no iba a dejar tranquilo a Facundo.
Entendía que su ímpetu adolescente era el que primaba.
Por otro lado, y aunque sabía lo apasionado que era Lorenzo, tenía miedo de que él se enfrente, si tenía la oportunidad, con Bernardo y sin medir las consecuencias, porque lo lógico era que el asesino se centrara en su rival y en este momento, se suponía, que era su socio.
-Facundo, es necesario, y espero que entiendas que las consecuencias pueden ser catastróficas, y en cuanto a vos, Lorenzo, espero que te comportes a la altura de las circunstancias.
Lorenzo asintió con la cabeza.
-Quedate a dormir acá esta noche.
Le propuso Orlando a su socio, le pareció lógico que no se esté trasladando.
-Sos el blanco de Bernardo, te pido que no seas insensato.
-No es necesario.
-Lo es, por favor, aún no lo encontraron y no sabemos qué pudo haber planeado.
-Bueno, mañana acompaño a Facundo a su casa y…
-No se te ocurra, e