—Geme, son imaginaciones mías o estás un poco más rellenita. —pregunta con curiosidad, Blas mientras realiza la video llamada.
—Quizás sí, he estado algo ansiosa y ya sabes como me gusta la mantequilla de maní. Imposible no engordar.
—Pues últimamente es casi un milagro verte y poder hablar contigo. Pareciera que estuvieras escondiéndote de mí y de Maca.
—No digas gilipolleces, a veces llegó cansada y no me apetece sino dormir. Además tú también has estado algo distante.
—Es que mi jefe no para de inventar cosas y tengo que trabajar el doble, por eso a veces me toca trabajar en la noche y algunos fines de semana; lo bueno es que me paga todas las horas extras. Tengo que reunir ese dinero antes de las festividades religiosas y aprovechar de viajar a Nápoles. Muero de ganas por ver a Marcos.
—Joder, y yo que pensaba que era a mí a quien extrañabas.
—Claro que te extraño, pero también lo extraño a él. Por cierto, está un tanto evasivo, cada vez que le digo que iré a verlo, me