Punto de vista de Damon

Era tarde en la noche, sin embargo, el sueño se negaba a llegar.

Los dos niños finalmente se habían calmado en sus cunas, solo el suave sonido de su respiración llenaba la habitación silenciosa.

Me senté en el sofá de la sala y tomé una botella de alcohol, deseando adormecer mi mente. Tragué vaso tras vaso con tanta prisa que, mi garganta y estómago ardían, pero eso no era nada comparado con el tormento que consumía mi corazón. Cerré los ojos, pero inmediatamente me arrepentí, sueños aterradores llenaron mi mente; vi a Talía tendida en un charco de su propia sangre, con ojos vacíos y fríos. Su mano colgaba sin vida en el suelo, las yemas de sus dedos eran incapaces de alcanzar a los dos niños que lloraban a su lado.

Me desperté de golpe, jadeando por aire, con la espalda empapada en sudor. La botella de alcohol se resbaló de mi mano y se estrelló contra el suelo. Los fragmentos se esparcieron por todas partes, pero nadie vino a decirme nada. Si Talía estuviera a