Después de recibir la llamada de Rodrigo, Dafne acudió rápidamente a la villa de Hans. Aunque conocía la contraseña de la puerta, decidió tocar el timbre como gesto de cortesía.
Poco después, la puerta se abrió. Cuando Dafne vio a Antonio, ambos se sorprendieron en su lugar.
Antonio fue el primero en reaccionar y exclamó:
—¡Señorita Dafne! ¿Por qué vienes aquí? ¿Hans te pidió que vinieras?
La alegría era evidente en los ojos de Antonio. Creía que Hans finalmente había decidido perdonar a Dafne. La condujo rápidamente hacia adentro mientras decía:
—No te quedes afuera, hace calor. Vamos, entremos a la casa.
Antonio la trató con la misma amabilidad de siempre, lo cual hizo que se sintiera culpable. Respondió:
—Tío Antonio, dejé la familia Vera hace mucho tiempo. No hace falta que seas tan formal conmigo.
—Trabajé un largo tiempo en la familia Vera desde antes de que naciera y presencié tu crecimiento. Eres la única persona amable en la familia Vera que nos ha tratado con sinceridad. Recu