Capítulo 41
¡Qué locuras Celia estaba diciendo!

—Hans y yo no nos separamos por una razón normal. Lo traicioné con mis propias palabras y lo envié a la prisión por tres años... Además, mientras estuvo allí, fue apuñalado en el pecho y estuvo a punto de morir. La señora Rivera... no merezco ese título, para siempre…

La mirada de Dafne reflejaba melancolía, mostrando un dolor indescriptible en sus ojos.

Celia habló con resentimiento:

—Si no fuera por esos problemas que ocurrieron hace seis años, ¡tú y Hans probablemente ya tendrían varios hijos! ¡Todo es culpa de ese viejo monstruo de Fabio! Ah, por cierto, Esperanza necesita una cirugía, ¿verdad? No tienes suficiente dinero, pero, ¿por qué no me lo dices? Después de todo, soy la madrina de Esperanza. Tengo la responsabilidad.

—También tienes tus propios gastos. Si me prestas dinero, no tendrás dinero para comprar tus bolsos favoritos, ¿no?

—¡Pronto recibiré mi sueldo! Además, no necesito comprar bolsos todos los días. La enfermedad de Esperanza es
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