POV de Adriana
El sonido de la lluvia golpeando los cristales me despertó antes de que el sol apareciera en el horizonte. Era extraño, porque normalmente el agua cayendo del cielo me traía cierta paz, como si la naturaleza quisiera limpiar todo lo que me dolía. Pero esta vez no fue así. Esta vez, lo sentí como un recordatorio punzante de todo lo que estaba desmoronándose a mi alrededor.
Me senté en la cama, abrazando mis rodillas, y fijé la vista en la ventana. Las gotas resbalaban como si lloraran por mí. Quise pensar que era una tontería, pero últimamente todo en mi vida parecía reflejar mi propio caos interno. Desde que Diego se alejó emocionalmente, no he podido respirar con tranquilidad.
Lo vi cambiar. Lo sentí desvanecerse en pequeños gestos: ya no me tomaba la mano con la misma fuerza, ya no reía como antes cuando hablábamos de nuestros planes, y sus abrazos... se sentían vacíos. Como si estuviera abrazando a un recuerdo, no a un hombre presente.
No sabía cómo hablarle, cómo de