POV de DIEGO
El sonido de la lluvia golpeando el techo era lo único que llenaba el silencio dentro de la casa.
Me senté en el borde de la cama, encorvado, con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre las manos.
Todo lo que había construido con Adriana parecía pender de un hilo invisible que amenazaba con romperse en cualquier momento.
La pelea había sido estúpida.
Una tontería.
Pero la rabia, el miedo, el cansancio… se habían mezclado como pólvora y chispa.
Y ahora ella estaba abajo, en la sala, negándose a hablarme.
Tragué saliva, sintiendo el sabor amargo del arrepentimiento ardiéndome en la garganta.
No podía dejar que esto se quedara así.
Me levanté y caminé hacia la puerta.
Cada paso me pesaba como si cargara cadenas invisibles.
Cuando llegué a la sala, la encontré sentada en el sofá, abrazada a una manta, mirando hacia la ventana empañada.
Su cabello caía en desorden alrededor de su rostro, ocultando parcialmente su expresión.
—Adriana —dije en voz baja.
Ella no resp