POV de Diego
Desde que Adriana y yo supimos que íbamos a ser padres, nuestras vidas dieron un giro completo. Ella, como siempre, intentaba manejarlo todo al mismo tiempo: la fundación, los proyectos en marcha y su embarazo. Yo trataba de ayudarla en lo que podía, pero a veces sentía que solo estorbaba.
—Tienes que descansar, Adriana —le dije una noche mientras la veía trabajar en su laptop, una mano apoyada sobre su creciente vientre.
—Solo un poco más, Diego. Esto es importante.
Suspiré, acercándome para quitarle la laptop con suavidad.
—Nada es más importante que tú y el bebé.
Me lanzó una mirada de advertencia, pero al final cedió, dejando que la ayudara a acostarse. Mientras la observaba quedarse dormida, mi mente empezó a llenarse de dudas. ¿Sería un buen padre? Mi propio padre nunca estuvo presente, y mi madre… bueno, nuestra relación siempre fue complicada. ¿Cómo podía estar seguro de que no repetiría sus errores?
La idea me atormentaba en silencio. Cada vez que Adr