Parte 9...
Matteo
Después de unos minutos estábamos sudando, la canción de la lista de reproducción se repetía y la ventana abierta mostraba que la luna ya desaparecía del paisaje. Por mucho que realmente disfrutara nuestra primera vez, tengo un límite de control.
Y ya no funcionó. Empujé profundamente y gemí su nombre, echando la cabeza hacia atrás. Creo que sentí un efecto similar al de volar. Fue increible. Y según la respuesta de su cuerpo, creo que Ana también logró vislumbrar este vuelo conmigo. Me vertí dentro de ella y dejé que mi cuerpo descendiera sobre el de ella, abrazándonos.
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Ana
Dios mío... ¿Qué hice?
Mi cabeza está tan llena como mi corazón. Llena de dudas, pero al mismo tiempo, de certezas. Creo que