Parte 8...
Matteo
Ni siquiera pensé en nada más, antes de que por alguna razón ella terminara renunciando a continuar con nuestro momento. Y quería que estuviera aquí porque combinaba las dos cosas. No me tomó ni un minuto deshacerme de mis pantalones y tirarlos al suelo junto con mi ropa interior.
Vi sus ojos ir directo a mis genitales, crecer, creo que con asombro, espero, y luego regresar a mi rostro. Está muy sonrojada y no pude evitar reírme.
— No te rías de mí, Matteo - ellase quejó.
— No me río de ti - le agarré la barbilla — Me río contigo. Parece un tomate.
Ella frunció los labios y se rió también.
— Lo siento... Falta de práctica.
— No te disculpes, en realidad creo que es lindo.
La besé de nuevo para distraerla un poco. Nunca me detuve a analizar lo que podría pensar o sentir una mujer cuando ve a un hombre con una erección por primera vez.
¿Sería feo? ¿Extraño? ¿Tal vez da miedo? Realmente no lo sé y sin pretender ser modesto, sé que estoy muy dotado en este sentido. Tengo