Parte 1...
Incluso tengo hambre, pero hace diez minutos que miro mi nevera sin saber qué preparar para comer, y todo esto es culpa de la ansiedad por saber lo que los dos dijeron a Ana.
El reloj en la pared me indica que son las nueve y media y hasta ahora ninguno de los dos me ha llamado o enviado un mensaje. Todo lo que sé es que iban a hablar con ella esta noche.
Podrían haberme dado al menos una señal para que yo pudiera enterarme de cómo recibió la conversación, si lograron convencerla o no.
Maldición, esperar es realmente molesto, y cuando no está en mis manos, es aún peor. Mi celular sonó en la mesa y hasta cerré la puerta de la nevera ansioso por contestar.
— Ah... Hola, Monique.
Creo que mi decepción quedó clara en mi tono de voz.
— Vaya, qué manera de saludarme, Matteo - ella se quejó de inmediato — Caramba, he estado tratando de hablar contigo durante dos días. Parece que te esfumaste del mapa.
Su tono de voz era un poco molesto, y realmente no tenía ganas de escuchar las q