En su cumpleaños número diez, Keylen recibió un perrito de peluche, un desayuno en la cama y millones de mimos de parte de su familia.
Al ver a Dan sentado en su cama, entregándole aquella rosa, con un desayuno que olía a gloria, solo pudo sentir de nuevo ese calorcito extenderse en su pecho. Ese hombre se había metido a su departamento solo para prepararle una sorpresa de cumpleaños.
-Gra-gracias – le dice medio aturdida, recibiendo los presentes que le extiende -. ¿Quién te dijo?
-Alguien que te quiere – le dice encogiéndose de hombros -. Aunque no me advirtió que eras más peligrosa borracha que sobria.
-¡Ay por dios! – Alfa se lleva las manos a la boca y luego se ríe -. Entonces no fue un sueño, sí te clave la daga… - mira el brazo de Dan, que por cierto tiene unos bíceps de miedo, y