—Creo que Flynn tiene sueño. Llevémoslo adentro para que duerma. Ha bostezado varias veces jugando futbol.
—¿Con sueño? Pero mamá aún no ha regresado.
—Solo llévalo a la cama. ¿Por qué esperar a mamá?
—Tienes razón. Vamos, Flynn, vamos a la cama.
Ella tomó al niño cansado de la mano y lo guió a la casa. La mochila de Flynn traía un chupón con leche. Ruby se preguntó, un poco confusa, por qué a los cinco años Flynn seguía usando chupón.
—Cuando mi hermanito tenía cinco, él ya no usaba chupón, Flynn —dijo Ruby, examinando el chupón en su mano antes de mirar al niño. Dudó un momento antes de dárselo.
—Si no lo uso, no me voy a poder dormir, Ruby. ¡Quiero leche! —el pequeño saltó emocionado, extendiendo las manos hacia la el chupón.
—Está bien, está bien —dijo ella. Le dio la botella al niño y sacó el colchoncito de su mochila, colocándolo en medio de la sala. Él bebió un poco de leche y luego se quedó dormido rápidamente.
—Wow, ¿te quedas dormido así de fácil, Flynn? —dijo ella mo